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VERDADERO Y FALSO YOGA (por Julia A. de la Gamma, en el contexto de: LAS CONFERENCIAS DEL DOCTOR JINARAJADASA)

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Para facilitar la comprensión de este hermoso y profundo trabajo del filósofo hindú, creemos conveniente dividirlo en dos partes: 1º. Qué es Yoga. 2º. Distinción entre el verdadero y falso Yoga.

A la primera pregunta ¿qué es Yoga?, responde escuetamente así: «la unión del hombre con Dios».

Para entender cómo se realiza esta unión, el doctor Jinarajadasa cree necesario penetrar el significado de los vocablos Nirvana, Karma y Yoga, cuyos conceptos unidos dan una idea acabada de lo que representa dicha unión.

La palabra Nirvana fue considerada primitivamente por los occidentales como sinónimo de aniquilación, y muchos diccionarios mantienen aún este erróneo concepto. El conferencista no tiene, al parecer, mayor interés en definirla correctamente, aunque bien sabemos que hay conceptos que escapan a toda definición. Además el doctor Jinarajadasa, como todos los líderes del movimiento teosófico, desean que los hombres, aun cuando hayan alcanzado esa Meta Suprema, la total liberación de las cadenas del sufrimiento, entrando en un estado de felicidad que no es aniquilación o extinción sino Consciencia Plena de la Realidad, absorción en el Espíritu Universal, conservando la individualidad, renuncien a gozar de dicha bienaventuranza con el propósito de ayudar a liberarse a los demás hombres.

Él mismo lo ha expresado en los siguientes términos que ponen de manifiesto toda la grandeza de su alma: «Trabajaré afanosamente yo que puedo ser libre; porque para mí no puede existir la liberación mientras aquellos a quienes amo no sean liberados».

Un Maestro hindú ha calificado el Nirvana como «un estado de bienaventuranza egoísta».

La palabra Karma deriva del sánscrito y significa «acción» o «hecho». Emerson la definió como la ley por la cual a la acción van unidos los resultados tan íntimamente que no se les puede separar.

Buddha expresó esto mismo afirmando que es tan imposible separar la acción de los resultados o reacciones como lo es separar los sonidos de un instrumento, del instrumento mismo.

Cuando golpeamos las teclas del piano se producen sonidos, del mismo que cuando realizamos un acto le precede una idea, un pensamiento, un deseo, a lo que llamamos causa o motivo, y le sigue la consecuencia, el resultado, el efecto o la reacción.

Desde un punto de vista filosófico, el motivo y la consecuencia son aspectos o partes de una misma actividad, y es por eso que los filósofos indos usan un solo término, Karma, que significa acción, expresando con esta palabra, la relación íntima entre los dos aspectos de la acción: el invisible, su causa, y el visible, su efecto. Aplicado esto al hombre, el Karma expresa que las condiciones en que se encuentra actualmente son el efecto de los actos realizados en anteriores vidas, para lo cual es necesario, además, aceptar la doctrina o Ley de Reencarnación. El Karma es pues la sombra del hombre, ocasionándole por reacción felicidad o miseria, ignorancia o sabiduría, esclavitud o libertad, según haya sembrado o cultivado estas condiciones de vida. Somos lo que somos, debido a lo que hemos hecho o dejado de hacer. El Karma no castiga ni coacciona; el Karma capacita. De modo que el futuro seremos lo que actualmente deseamos y nos esforzamos ser: demonios o dioses.

Yoga.- Esta palabra, traducida literalmente, significa Unión.  El concepto hindú de Yoga es que el hombre debe pasar por determinados estados de conciencia a fin de prepararse para la unión con Dios.

La filosofía yogui enseña que la finalidad de todo esfuerzo humano es permitir al alma llegar a la unión con el Yo Superior, la parte divina; de lo que resulta eventualmente que lo conocido como unión con Dios, es el proceso final mediante el cual el alma individual entra en contacto consciente con el centro de toda Vida.

El fin de la vida es alcanzar la felicidad real del alma, no la que se refiere a los deseos del cuerpo; y el objeto de toda nuestra lucha, dolor y esfuerzo, es, según esto, llevar el alma a reconocer su naturaleza divina.

Merced a las repetidas experiencias se adquiere un concepto inteligente, consciente, de lo que se busca, siguiendo los caminos que llevan a aquella finalidad.

Entre los métodos utilizados por los yoguis, uno de ellos consiste en emplear su vida en estudiar y meditar, apartados de toda ocupación mundana. Pero éste no es el único ni el mejor método para realizar la Yoga.

El Dr. Jinarajadasa dice que una vida activa es necesaria para muchos hombres, y que rehuir los deberes y las responsabilidades es una violación de la Gran Ley.

Puede presentarse luego una vida en que deban entrenarse preferentemente en el estudio o en la devoción para obtener conocimientos o acrecentar la fe, sin olvidar que en cada etapa o grado de desarrollo se necesita un triple educador del carácter: el conocimiento, la acción y la devoción, que deben ser llevados a la perfección máxima.

Las etapas previas a este ideal de perfección están representadas en la vida hindú por las cuatro castas: los Shudras o artesanos, que se entrenan en la obediencia y la exactitud en el trabajo; los Vaishyas o mercaderes, que desarrollan la iniciativa y el espíritu de empresa; los Kshatryas, guerreros o administradores, que se ejercitan en el sacrificio, ofrendando su propia vida, y los Brahmanes, maestros y sacerdotes, que por su amor al conocimiento y espíritu de renunciación se preparan a ser canales a cuyo través puedan fluir las grandes fuerzas espirituales. Tenemos por último a los Sannyasis o «renunciadores» que, por estar al margen de toda organización humana, buscan a Dios por sí mismos, prescindiendo de tradiciones y escrituras religiosas.

Cada uno de estos estados lleva al alma un nuevo atributo, necesario desde luego para el trabajo de Yoga, el que se efectúa por etapas, lenta y progresivamente. La naturaleza misma de la unión exige un completo proceso de construcción del carácter, con etapas y disciplinas que no se pueden eludir y que exigen una atención tal que imposibilitan al neófito de ocuparse de las cuestiones mundanas. Por eso, mientras se tienen deberes u obligaciones familiares, sólo puede realizar algunas de sus prácticas mentales o emocionales, aparte de la purificación del cuerpo físico.

Teniendo el alma por morada o vehículo un cuerpo material, el doctor Jinarajadasa afirma que es necesario mantener dicho vehículo en la más perfecta salud, de acuerdo con las leyes que respecto a la salud rigen en el mundo físico. (Aquí deseo hacer notar que estas leyes son las que sirven de fundamento al NATURISMO; de modo que la práctica de una vida naturista es un anticipo en la realización de la Yoga).

El ambiente en la India es propicio en alto grado en la realización de la Yoga descripta, que llamaremos verdadera; la organización de la familia y las características individuales de sus habitantes, en los que la idea del Deber (Dharma) está tan profundamente arraigada que bien puede asegurarse que sobre él está construida la cultura de ese pueblo. No sucede lo mismo en Occidente, donde el hombre piensa demasiado en sí, en su éxito personal; y como la finalidad de su vida es la conquista de las posesiones materiales, pretende alcanzar la Yoga no por el único camino aconsejable, el abrupto y áspero sendero que lo conduce a la liberación de las cadenas llamadas deseos, pasiones, ambición, etc., sino por la conquista de los poderes síquicos, el dominio de la voluntad ajena, el empleo de la sugestión para obtener éxito en sus empresas, prácticas éstas desde todo punto de vista repudiables.

Lo más grave es que estos ejercicios de seudo ocultismo llevan al candidato al desarrollo de poderes que exigen como condición previa una vida de pureza casi absoluta tanto en lo físico como en lo moral, y el individuo que pretende abrir las puertas de lo Invisible antes de tiempo es más que probable que vaya a dar con su cuerpo a una casa de orates.

Confiesa el Dr. Jinarajadasa que ha visto muchos ejemplares característicos de los terribles efectos ocasionados por las prácticas del falso Yoga.

Los ejercicios del ocultismo sólo pueden realizarse mediante estas dos condiciones: 1º. Una vida pura, libre de deberes y obligaciones, no por abandono sino por agotamiento natural, tal como ocurre en la India. 2º. Deben ser dirigidos y vigilados por un Maestro experimentado.

«Permitidme», sigue diciendo el conferencista, «que os indique ciertos elementos de la civilización hindúque vosotros podríais asimilar. El más grande entre todos es Ahimsa, o sea la virtud de no hacer daño. El vivir en el mundo sin dañar a nadie, ni al hombre, ni al ave, ni a la bestia, esa es la virtud llamada Ahimsa…» …»Acaso es necesario que el hombre mate a los animales que pueblan la tierra, el aire o el agua para alimentar su cuerpo? ¡No! puesto que los granos vegetales, frutas y nueces darán a su cuerpo todas las fuerzas necesarias.

¿No es acaso el gorila el animal más parecido a nosotros físicamente? Sin embargo, es vegetariano; y dudo que haya un solo hombre carnívoro, por más fuerte y hábil pugilista que sea, capaz de vencerlo en una lucha. En la gran guerra, los soldados hindúes que son vegetarianos, tuvieron que combatir en países sumamente fríos y, sin embargo, su ardor guerrero no fue menor que el de los otros soldados que comían carne. «No es la carne lo que da coraje, sino una Gran Idea».

Termina este extenso y enjundioso trabajo con los párrafos que copio textualmente para el solaz de los lectores de EL SENDERO.

«Creo, en fin, que vosotros podríais aprender muchas cosas del concepto hindú del Yoga. Él nos enseña que el gran Arcano de la Vida, al que algunos llaman Dios, y otros Solidaridad, Evolución o Ley Divina, está dentro de vuestros propios corazones y mentes. Todos los sufrimientos tienen su razón de ser, si es que os tomáis la molestia de encontrarla; tienen nuestras alegrías su significado, si es que tratáis de descubrirlo; pero ese significado debéis descubrirlo en vuestros corazones y cerebros.

«Contemplar la belleza de vuestras playas y parques, y comprender que una parte de su belleza está, en cierto modo, dentro de vosotros mismos… eso es Yoga.

«Mirar los rostros inocentes de los niños, y reconocer que aunque haya en vosotros un pasado pecaminoso, no hay, sin embargo, pecado en vuestro corazón… eso es Yoga.

«Mirar al pecador y sentir que no sólo es vuestro hermano, sino que es parte de vuestro mismo ser… eso es Yoga.

«¡Oíd en vuestras agonías y torturas la voz divina que os infunde fuerza! ¡Sentid esa fortaleza aun en medio de los mayores fracasos, y cuando os veáis descorazonados y a punto de naufragar en la vida!

«Todas esas maravillosas sensaciones no están reservadas solamente a los santos, sino que debe experimentarlas todo hombre o mujer que trabaja en el Mundo y colabora en el Divino Plan…».

Tomado de: EL SENDERO. Publicación Mensual de Propaganda Naturista. Año III (2ª. Época). Ene., Feb. y Mar. 1929. Núms. 1,2 y 3. Uruguay. Pp. 12 – 15.

IMPORTANTE: Urania Scenia procura recuperar (de diversas fuentes) artículos de interés discursivo, afín a su temática y abiertos a la consideración de su audiencia; pero no se identifica necesariamente con el total de puntos de vista expresados en ellos por los autores firmantes. 

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